ABBE

General francés de fatídica memoria para los roncaleses.

En el mes de marzo de 1812 este general, al servicio del ejército napoleónico, penetró en el Valle de Roncal con todas sus tropas. Saqueó los hogares, robó los ganados, incendió numerosas casas e incendió una parte de la villa de Urzainqui.

Al año siguiente, 1813, el general Abbe hace una nueva incursión en el Valle. Después de saquear varias casas de las diferentes villas, destruyó por completo la villa de Isaba, quemando en ésta un total de 153 casas y degollando a numerosos inocentes. De aquella fatídica jornada ha llegado hasta nuestros días una vieja copla que dice: El día 13 de mayo / ¡qué día tan desgraciado! / a Isaba le han dejado / sin auxilio y sin amparo. Algún testimonio oral recogido en Isaba aporta el dato de que aquél día únicamente quedaron en pie, en toda Isaba, siete casas. Una relación de lo que ocurrió en Isaba se conserva en el archivo de Roncal, y dice así: Ya no existe Isaba, sino sus ruinas. Y sus desgraciados vecinos se consuelan no obstante con el dulce recuerdo de haber perdido tanto en defensa de su Rey, su Religión y su Patria. Parece ser que la causa por la que el general Abbe puso tanto empeño en destruir toda la villa era el hecho de que durante esta guerra en Isaba se puso una fábrica de fusiles y de pólvora. Las consecuencias de aquella acción del general Abbe tardaron muchos años en desaparecer. El propio párroco de Isaba en el año 1815 dirigía una carta a la Diputación solicitando ayuda económica para la villa y recordaba en ella que a excepción de muy pocas casas, fue reducida a cenizas su hermosa población, y a tan grande desgracia a seguido la esterilidad de repetidas cosechas, se mira reducida al más deplorable estado.